Hay días en los que todo me supera y no
soy capaz de calmar a mis demonios. Aprovechan ese momento de debilidad para
sacar todos los miedos y hacerme ver que están ahí, luchando la batalla contra
mi.
Hay días en los que estoy con unas ganas
tremendas de comerme el mundo y hacer absolutamente todo lo que me proponga.
Días en los que quiero llorar y otros en los que quiero reír.
Hay días en los que simplemente quiero
desaparecer. Días en los que quiero solo recibir sin yo dar. Días en los que me
entiendan.
Hay días en los que no estoy para nadie y
sin embargo deseo que alguien entienda lo que pasa y se siente a mi lado a
escucharme.
Hay días que solo necesito un poco de
comprensión, que alguien me entienda y sepa por lo que he pasado. Que sepa
porqué ahora mismo soy así.
Hay un día que marca la diferencia de
todos esos. El día que ella apareció, como un terremoto moviendo todo el piso
bajo mis pies. Días en los que ha conseguido salvarme y sacarme siempre una
sonrisa.
Y sientes que te escuchan aunque no te
vean.
Y sientes que te abrazan aunque no te
toquen.
Y sientes que te quieren como jamás te
han querido.